¿Te pasó alguna vez de escuchar a alguien decir en voz bajita que estaba menstruando? Como si fuera un secreto o algo que le diera un poco de vergüenza…
Tanto hombres como mujeres hemos sido socialmente instruidos para fingir que la menstruación no existe, porque sigue existiendo un tabú social con la regla. Al establecer una norma de vergüenza en torno al tema, sin embargo, el 50 % de la población humana menstrua, mensualmente.
¿Acaso siempre fue necesario hablar en código para referirse a los periodos menstruales? ¿De dónde salieron estas palabras y cómo se comenzaron a usar? ¿Siempre se consideró a los periodos como una experiencia negativa?
Imagínense que se encuentran menciones del periodo menstrual en la primera enciclopedia latina (73 d. C), que hace referencia a que la sangre menstrual, secaba los cultivos, agriaba el vino, opacaba el marfil, hacia caer los árboles, entre otras connotaciones negativas.
Según nuestras abuelas, la menstruación también era un tema que necesitaba de cierta discreción. Era una especie de enfermedad que nos inhabilitaba para hacer nuestras actividades cotidianas. Me acuerdo de que cuando era chica tenía la idea de que si estaba “indispuesta” no iba a poder, por ejemplo, ir a la pileta o al mar si estaba de vacaciones, o hasta andar en bici con amigas. Nuestras abuelas no lo hacían a propósito, simplemente a ellas también les habían enseñado que menstruar era estar indispuesta.
Los tabúes alrededor de la menstruación estigmatizan esta misma como algo sucio, por lo que muchas de las mujeres y niñas la experimentan con vergüenza, lo que impide gestionar la menstruación con calidad y vivirla de manera digna, segura y libre, tienen consecuencias sobre su salud, educación y bienestar.
Sí, el periodo puede ser incomodo, a veces doloroso, sin embargo, la menstruación es la afirmación de la vida, te dice lo sana que estás, es sexualmente gratificante e impulsa tu estado de ánimo, ¡es tan nuestra y necesaria para nuestro organismo… decidamos ser libres de la vergüenza menstrual!